Enfermedades que provocan una pérdida de peso rápida e involuntaria
Nuestro peso viene definido por una serie de factores: genéticos, nutricionales, hormonales, entre otras muchas razones. Sin embargo, las variaciones de peso involuntarias, excesivas e inesperadas pueden esconder un verdadero problema de salud.
En general, la persona que siempre ha sido delgada y mantiene su peso a lo largo de los años no suele tener ninguna enfermedad. “La pérdida de peso en un corto período de tiempo, especialmente si no hay intención, es una indicación para investigar algunas enfermedades”.
Esta rápida pérdida de peso puede ser un signo de problemas que van desde enfermedades digestivas o inflamatorias hasta trastornos alimentarios o depresión. La pérdida de peso también puede explicarse por problemas somáticos o psicológicos.
Enfermedades que causan pérdida de peso
Es esencial investigar la causa de la pérdida de peso involuntaria. Para ello el primer paso es comprobar la ingesta de alimentos: si no se han producido cambios significativos, es más probable que el problema sea físico.
Y esta pérdida de peso repentina no siempre se produce de forma aislada. “Los síntomas asociados, como los temblores, la fiebre, las náuseas y los vómitos, la anemia y varios otros, cuando se presentan, deben llamar la atención del paciente y de su médico para investigar algunas enfermedades”, explica el endocrinólogo.
Entre las posibles enfermedades asociadas a la pérdida de peso repentina e involuntaria se encuentran:
– Hipertiroidismo: La pérdida repentina de peso puede ser un signo de una tiroides hiperactiva, también conocida como hipertiroidismo. Esto ocurre cuando la glándula tiroides empieza a producir demasiada hormona tiroidea, una hormona que controla el metabolismo y varias funciones del cuerpo.
En este caso, la pérdida de peso excesiva (o el aumento de peso) suele ir acompañada de otros síntomas como palpitaciones, fatiga, intolerancia al calor e insomnio.
El hipertiroidismo es una enfermedad que se puede diagnosticar mediante análisis de sangre y para la que existe un tratamiento que puede ayudar a revertir los síntomas.
Enfermedad celíaca: La enfermedad celíaca es una enfermedad autoinmune que provoca la mala absorción de los alimentos que contienen gluten, una proteína que se encuentra en el trigo y otros cereales y alimentos. En su punto álgido, la enfermedad celíaca puede destruir la pared intestinal, lo que impide la absorción de nutrientes y calorías y puede provocar la pérdida de peso.
El diagnóstico de la enfermedad puede realizarse mediante un análisis de sangre, que buscará anticuerpos en la muestra y analizará los niveles de determinadas proteínas. Tras el diagnóstico el médico también puede solicitar pruebas de imagen, como una endoscopia.
El tratamiento de la enfermedad celíaca consiste en una dieta restringida y sin gluten. Si el médico detecta carencias nutricionales, pueden estar indicados los suplementos de vitaminas y minerales.
– Enfermedad de Crohn: La desnutrición y la pérdida de peso suelen acompañar a la enfermedad de Crohn, un trastorno inflamatorio del sistema gastrointestinal. Al igual que en la enfermedad celíaca, en la enfermedad de Crohn el cuerpo no puede absorber adecuadamente los nutrientes. Como resultado, la ingesta de alimentos puede desencadenar un ataque intestinal y otros problemas.
Otro síntoma de la enfermedad es la aparición de úlceras en varias regiones del cuerpo, incluidas la boca y el estómago, que pueden hacer que comer sea doloroso e incómodo.
El diagnóstico de la enfermedad requiere un análisis de la historia clínica del paciente y determinadas pruebas, como análisis de sangre, pruebas de heces, pruebas de imagen y muestras de tejido del tubo digestivo.
El tratamiento de la enfermedad de Crohn incluye estrategias para ayudar a disminuir la inflamación y minimizar los síntomas, que pueden incluir el uso de medicamentos y cambios en la dieta.
– Depresión: la depresión es una enfermedad psicológica que puede manifestarse a través de diversos síntomas y signos, y la pérdida de peso es uno de ellos.
Además de la pérdida de apetito, la depresión también incluye otros síntomas como cambios en el sueño, irritabilidad, falta de concentración y pérdida de interés por las aficiones y actividades. Aunque no existe una causa específica, la depresión puede tratarse en muchos casos con medicación, terapia y seguimiento médico.
– Diabetes: Es bastante común que la diabetes de tipo 2 se asocie con el aumento de peso y la obesidad. Sin embargo, la pérdida de peso también puede ser un síntoma de esta enfermedad. Esto se debe a que cuando no hay suficiente insulina, el cuerpo quema grasa y músculo para obtener energía, lo que provoca la pérdida de peso.
La diabetes también puede diagnosticarse mediante análisis de sangre, y cuanto antes se haga el diagnóstico, más eficaz será el tratamiento.
– Enfermedades infecciosas y parasitarias: las infecciones causadas por parásitos como la ascariasis y la amebiasis, o por gusanos como la tenia y la lombriz, también pueden provocar una pérdida de peso. Esto se debe a que dicho proceso infeccioso suele provocar molestias gastrointestinales y diarrea, lo que hace que el organismo no pueda absorber correctamente los nutrientes necesarios.
Con el tiempo, aparecen náuseas y vómitos, lo que acentúa aún más la pérdida de peso.
El diagnóstico se realiza en función de los signos y síntomas que presenta el paciente, y puede implicar pruebas de heces, análisis de sangre, endoscopia o colonoscopia, radiografías y resonancia magnética.
– Artritis reumatoide: La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune que hace que el sistema inmunitario ataque el revestimiento de las articulaciones, causando inflamación.
Esta inflamación crónica puede acelerar el metabolismo y reducir el peso total porque la enfermedad estimula la inflamación, lo que conduce a la sobreproducción de un grupo de proteínas llamadas citoquinas y a un aumento de la tasa metabólica basal.
Como resultado, el cuerpo quema más calorías y grasa, y los pacientes pierden peso involuntariamente.
La artritis reumatoide es una enfermedad crónica y por tanto, no tiene cura pero puede controlarse. Actualmente, existen tratamientos y medicamentos que permiten que la enfermedad se vuelva inactiva y que el paciente tenga calidad de vida.
– Úlcera péptica: son heridas abiertas que se desarrollan en la membrana interna del estómago y también en la parte superior del intestino delgado. El principal síntoma de este tipo de úlcera es el dolor de estómago, que suele provocar pérdida de apetito.
Las úlceras pépticas también pueden hacer que te sientas satisfecho. Los cambios en el estilo de vida, combinados con varios medicamentos, son la mejor manera de tratar esta enfermedad y cualquier pérdida de peso asociada.
– Cáncer: Las enfermedades cancerígenas también pueden causar pérdida de peso, ya que algunos cánceres producen proteínas inflamatorias. En otros casos, los tumores se localizan en órganos que afectan directamente al metabolismo, como es el caso de los cánceres de páncreas.
Además, los tratamientos contra el cáncer, como la radioterapia y la quimioterapia, también pueden provocar pérdida de apetito y tener efectos secundarios como náuseas, vómitos y úlceras bucales, que impiden comer.
Riesgo de pérdida rápida de peso
La pérdida repentina de peso puede provocar desnutrición con anemia, deficiencia de varias vitaminas y una rápida pérdida de masa muscular. Esta afección también puede ir acompañada de debilidad, fatiga y cansancio.
La pérdida de peso como consecuencia de una enfermedad debe ser tratada con mayor atención, ya que este tipo de enfermedades pueden agravarse e incluso llevar al paciente a la muerte, especialmente en los casos de diagnóstico tardío.
El primer paso que hay que dar ante una pérdida de peso repentina es buscar la causa del problema. “El tratamiento farmacológico, los suplementos y las vitaminas sólo deben instituirse después de identificar la causa. De lo contrario, éstas pueden enmascarar y retrasar la identificación de la verdadera causa de la pérdida de peso”.
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