Dormir o hacer una siesta después de comer ¿engorda?
Seguramente habrás oído que dormir la siesta después de las comidas puede impedir la pérdida de peso, ya que puede provocar la acumulación de grasa en el cuerpo. De hecho, escuchamos muchos mitos nutricionales. Así que siempre debemos comprobar la información para ver si es cierta.
Dormir la siesta después de cenar es un hábito que muchas personas han adoptado en su vida diaria, especialmente durante las vacaciones, cuando podemos disfrutar de más tiempo, “las vacaciones son una época de descanso y recarga”.
Pero no debemos dormitar mucho, porque la duración de la siesta, la comida del día y la calidad de nuestro descanso nocturno diario tendrán diferentes efectos en nuestro cuerpo e incluso en nuestro sistema cognitivo.
Sin embargo, hay que tener mucho cuidado si duran demasiado tiempo y sobre todo, si se toman después de una comida copiosa, pueden provocar niveles elevados de azúcar en la sangre basal.
La duración debe ser corta, idealmente una media hora.
Una siesta corta después de la comida (sin azúcar) y adaptada a nuestras necesidades no provocará la acumulación de grasa. Por otro lado, hacer una larga siesta después de una gran comida y luego acostarse durante varias horas al final del día, puede mantener la curva de glucosa basal en un nivel más alto de lo normal y por tanto elevar los niveles de glucosa.
Así que recuerda que a la hora de dormir la siesta, debes tener en cuenta la duración de la misma y la comida si quieres mantenerte en forma y con energía.
Rendimiento y la cognición
Una siesta corta por la tarde puede mejorar el rendimiento cognitivo y el estado de alerta. La duración de estos beneficios se prolonga principalmente hasta 120 minutos después de la siesta, excluyendo el periodo inmediatamente posterior al despertar. Además, un estudio demuestra que el sueño temprano es más eficaz que el sueño tardío.
Otros estudios han observado que una siesta corta, concretamente entre 20 y 90 minutos y en las primeras horas, puede ser beneficiosa para el rendimiento físico y cognitivo de los deportistas sin afectar a la calidad del sueño nocturno. También excluye estos efectos beneficiosos en los 30 minutos posteriores al despertar para reducir la inercia del sueño.
Así, en lugar de hacernos ganar peso, puede ayudar a aumentar nuestra energía y rendimiento para mantenernos más activos cuando se hace bien.
El aumento de peso es un hábito continuo.
Como todos sabemos, lo que nos hace ganar unos kilos de más es el hábito continuo . Si hacemos siestas cortas en las condiciones mencionadas, si prestamos atención a nuestra dieta y si descansamos bien por la noche, el impacto en nuestra productividad diaria y en nuestros niveles de energía puede ser positivo.
Pero si no es así, puede alterar nuestros ritmos hormonales, provocar un aumento de los niveles de azúcar en sangre y contribuir al aumento de peso a medio y largo plazo.
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