Diarrea: 9 causas principales y qué hacer

La diarrea es una alteración relativamente común que se produce cuando el revestimiento del intestino no puede absorber o eliminar líquidos de forma normal, lo que puede ser causado por el estrés, la ansiedad, la intoxicación alimentaria, la mala absorción de los alimentos, las enfermedades inflamatorias intestinales o incluso por el uso de algunos medicamentos.

Se considera diarrea cuando se produce la eliminación de heces de consistencia más líquida o pastosa, con mayor frecuencia de lo habitual en la persona, y que puede durar menos de 2 semanas, considerándose diarrea aguda, o durar más de 4 semanas, caracterizándose como diarrea crónica.

La diarrea no suele ser una afección grave, pero debe ser evaluada por un gastroenterólogo si dura más de 2 o 3 días, porque la pérdida excesiva de agua a través de las heces puede causar deshidratación con síntomas como cansancio excesivo, disminución de la producción de orina, mareos o confusión mental. Por lo tanto, independientemente de la causa, es muy importante beber siempre mucho líquido para acelerar la recuperación y evitar complicaciones.

Las principales causas de la diarrea son:

1. intoxicación alimentaria

La intoxicación alimentaria es una de las causas más frecuentes de diarrea y se produce tras consumir alimentos o agua contaminados por virus o bacterias, generando una situación de diarrea aguda infecciosa, que puede contener sangre o mucosidad, además de ir acompañada de otros síntomas como fiebre, calambres intestinales, náuseas o vómitos.

En general, las intoxicaciones alimentarias se producen por no cocinar bien los alimentos, sobre todo la carne, por tocar los alimentos con las manos sucias o por comer alimentos caducados.

Qué hacer: mantener el cuerpo hidratado bebiendo mucha agua o suero casero, descansar y hacer pequeñas comidas con alimentos más ligeros como tostadas, plátano o arroz. Sin embargo, si la diarrea no mejora al cabo de 2 ó 3 días, si aparecen síntomas de deshidratación, como confusión mental o palpitaciones, o si se pertenece a un grupo de riesgo como los niños o los ancianos, se debe buscar ayuda médica para iniciar el tratamiento más adecuado, que puede ser suero o antibióticos.

2. Consumo de alimentos que irritan el intestino

Algunos alimentos, como las frutas muy ácidas, los fritos, el queso, los helados, las cebollas, el ajo o los alimentos que contienen cafeína como el café, el chocolate o el té verde, por ejemplo, pueden provocar irritación en el intestino, sobre todo cuando se consumen en exceso, o cuando la persona tiene algún problema intestinal, provocando diarrea, cólicos o exceso de gases.

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Qué hacer: evitar o reducir el consumo de alimentos que provoquen irritación en el intestino, además de aumentar el consumo de agua para hidratar el cuerpo e incluir en la dieta alimentos más ligeros y de fácil digestión como peras, guayabas o manzanas, o puré de patatas o calabazas, por ejemplo.

3. Estrés y ansiedad

El estrés y la ansiedad son situaciones que provocan la activación de señales químicas en el cerebro y la liberación de hormonas, como la adrenalina y el cortisol, que llevan a la persona a un estado de alerta constante, cambios en la digestión de los alimentos y aumento de las contracciones de los músculos del intestino. Por lo tanto, pasar por una situación de intenso estrés o ansiedad puede provocar diarrea, dolor abdominal o náuseas.

Qué hacer: hay que adoptar medidas para aliviar el estrés o la ansiedad, como relajarse en un lugar tranquilo o beber una infusión calmante como la manzanilla, la pasionaria o la valeriana. Además, para evitar una nueva crisis, es aconsejable realizar actividades placenteras con regularidad, como caminar o hacer pasatiempos, o buscar ayuda profesional de un médico y/o psicoterapeuta. Consulta otras formas de aliviar el estrés y la ansiedad.

4. Lombrices intestinales

Las lombrices intestinales, como los ascaris, las tenias o los ascárides, por ejemplo, son parásitos que se alojan en el intestino y provocan una alteración de la digestión y la absorción de los alimentos. Esto puede provocar síntomas gastrointestinales como diarrea constante, dolor abdominal, sangre en las heces, náuseas, pérdida de apetito o náuseas.

Estas lombrices suelen transmitirse al consumir agua, verduras, frutas, legumbres, pescado o carne crudos o poco cocinados, contaminados con huevos de lombriz, o al manipular alimentos sin lavarse bien las manos.

Qué hacer: si se sospecha de una infección por lombrices intestinales, hay que consultar al médico de cabecera, al pediatra o al gastroenterólogo para iniciar un tratamiento con medicamentos antiparasitarios como el albendazol o el mebendazol, por ejemplo. Además, es importante adoptar medidas de higiene, como lavarse las manos antes de comer y lavar las verduras y la fruta, así como cocinar bien la carne y el pescado, para evitar ingerir huevos de gusano y tener una nueva infección.

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5. Intolerancia a los alimentos

La intolerancia alimentaria es una dificultad para digerir ciertos alimentos como la leche, el pan, la pasta, o aditivos alimentarios como los colorantes o conservantes, por ejemplo, lo que provoca un episodio de diarrea que puede comenzar unas horas después de ingerir el alimento y que puede ir acompañado de una excesiva formación de gases intestinales, náuseas o calambres abdominales.

Aunque los síntomas son similares, la intolerancia alimentaria es diferente de la alergia alimentaria, porque en la alergia también hay una reacción del sistema inmunitario, que puede provocar síntomas más graves que comienzan inmediatamente después de la ingestión del alimento, como dificultad para respirar, dolor en el pecho, sensación de garganta cerrada o hinchazón en la cara.

Qué hacer: generalmente la diarrea causada por una intolerancia alimentaria mejora en 24 horas, sin embargo, hay que mantener el cuerpo bien hidratado tomando pequeños sorbos de agua o suero casero regularmente. Además, es importante intentar identificar el alimento que ha provocado la intolerancia y consultar a un gastroenterólogo o nutricionista para confirmar el diagnóstico, y seguir una dieta de forma individualizada.

6. Enfermedades inflamatorias intestinales

Algunas enfermedades intestinales, como la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn o la celiaquía, pueden provocar una inflamación en el intestino, lo que da lugar a una diarrea crónica que puede durar más de 4 semanas y suele ir acompañada de síntomas como fiebre, dolor abdominal o heces con sangre o mucosas. A menudo, las enfermedades inflamatorias del intestino también provocan períodos de estreñimiento que se intercalan con períodos de diarrea.

Qué hacer: hay que consultar a un gastroenterólogo para que diagnostique la enfermedad e inicie el tratamiento más adecuado, que puede ser con antiinflamatorios, corticoides, antibióticos, antidepresivos o antidiarreicos. Además, es importante hacer un seguimiento con un dietista que indique una dieta individualizada para cada tipo de enfermedad intestinal.

7. Síndrome del intestino irritable

El síndrome del intestino irritable es una afección en la que se producen alteraciones en el tránsito intestinal causadas por la intolerancia a determinados alimentos, como los cítricos, el café, las legumbres o incluso las bebidas gaseosas, por ejemplo, o por la ansiedad y el estrés, lo que provoca episodios de diarrea, que pueden ir acompañados de otros síntomas como calambres abdominales o exceso de gases.

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En algunos casos, la persona puede tener diarrea con sangre o tener períodos de estreñimiento intercalados con diarrea.

Qué hacer: evitar el consumo de los alimentos que parecen provocar los ataques de diarrea, así como identificar las situaciones que provocan estrés y ansiedad, y realizar actividades relajantes o beber una infusión calmante como el té de manzanilla o el té de valeriana. Además, hay que consultar a un gastroenterólogo si la diarrea no mejora y hacer un seguimiento con un psicólogo o psiquiatra para tratar la ansiedad o el estrés, si es necesario.

8. Uso de medicamentos

Algunos medicamentos como los antibióticos, los antiinflamatorios, los antihipertensivos, los antidiabéticos, los antidepresivos o los antiácidos, así como los medicamentos utilizados en el tratamiento con quimioterapia, pueden alterar los movimientos del intestino o provocar cambios en la flora intestinal, provocando la aparición de diarrea como efecto secundario.

Qué hacer: el efecto secundario debe ser comunicado al médico que le ha prescrito el medicamento, para que se reevalúe el tratamiento y la posibilidad de reducir la dosis del medicamento o cambiarlo por otro, o por un tratamiento con antidiarreicos, por ejemplo.

El uso de medicamentos no debe interrumpirse sin el conocimiento del médico. En el caso de los antibióticos, se pueden utilizar probióticos para regular la flora intestinal. Además, debe evitarse el uso excesivo de laxantes.

9. Cirugía gastrointestinal

Algunas cirugías que involucran al sistema gastrointestinal, como la cirugía bariátrica, la extirpación de la vesícula biliar o la extirpación de una parte del intestino, pueden alterar el movimiento o la absorción de agua y grasas, causando diarrea, que es una condición normal que puede ocurrir principalmente en el primer mes de la cirugía, y estar acompañada de exceso de gases o náuseas.

Qué hacer: se debe mantener el cuerpo hidratado, bebiendo agua u otros líquidos recomendados por el médico y consultas periódicas con el médico que indicó la cirugía, además de la dieta indicada por el nutricionista de forma individualizada según el tipo de cirugía realizada.

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