Alergia al huevo, causas, síntomas y remedios
Los huevos son uno de los alimentos que causan alergias con mayor frecuencia entre los niños.
Los síntomas de alergia al huevo normalmente se manifiestan entre unos pocos minutos y unas pocas horas después de ingerir huevos o alimentos que contienen huevo.
Los signos y síntomas varían de moderados a graves y pueden comprender la erupción cutánea, la urticaria, la congestión nasal, los vómitos y otros problemas digestivos.
En raras ocasiones, la alergia al huevo puede causar anafilaxis, una reacción que puede ser letal.
Cuáles son los principales síntomas?
Varían de una persona a otra y, por lo general, se producen después de ingerir huevos o productos que lo contengan (incluso trozos del mismo).
Los más comunes son:
urticaria (la más frecuente),
congestión nasal,
moqueo y
estornudos,
síntomas digestivos (cólicos, náuseas y vómitos) y
signos de asma (tos, silbido al respirar o dificultad para hacerlo y opresión en el pecho).
Una reacción grave puede llevar a la anafilaxia, una urgencia potencialmente mortal que requiere una inyección inmediata de epinefrina (adrenalina) y el traslado a urgencias.
Sus signos son:
constricción de las vías respiratorias, como inflamación de la garganta o un nudo en la misma que dificulta la respiración, dolor y cólicos abdominales, pulso acelerado, colapso vascular, arritmia cardiaca y descenso de la presión arterial con mareos o pérdida de conocimiento.
Cómo se diagnostica?
El alergólogo es el especialista que puede establecer el diagnóstico basándose en la historia clínica del paciente, pruebas cutáneas con la técnica prick-prick (con alimento fresco), pruebas serológicas (IgE específica en sangre) y pruebas de exposición (ingesta del alimento).
Tratamiento
La primera medida, como en todas las alergias alimentarias, es evitar consumir el alimento que la provoca.. No obstante, actualmente existen protocolos de actuación para evitar la alergia al huevo o la leche.
Se les conoce como desensibilización alimentaria o inducción de tolerancia. Consiste en la introducción de pequeñas cantidades de huevo, que se van aumentando de forma progresiva hasta conseguir que el afectado tolere el alimento. No es una cura. De hecho, a pesar de llegar a tolerar el alimento de forma completa, para mantener los efectos de este tratamiento se debe tomar una cantidad del alérgeno de forma indefinida.
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