Sangre espesa: que es, síntomas y como es el tratamiento

La sangre espesa, científicamente conocida como hipercoagulabilidad, ocurre cuando la sangre se vuelve más espesa de lo normal, ocurriendo debido a alteraciones en los factores de coagulación, lo que eventualmente dificulta el paso de la sangre en los vasos sanguíneos y aumenta el riesgo de complicaciones, como ictus o trombosis.

El tratamiento de la sangre espesa se puede realizar mediante fármacos anticoagulantes y una dieta sana, que debe ser prescrita por el médico de cabecera o hematólogo para prevenir la formación de coágulos y favorecer la calidad de vida de la persona.

Síntomas de sangre espesa

La sangre espesa no presenta síntomas, pero puede dar lugar a la formación de coágulos, aumentando el riesgo de que estos obstruyan algunos vasos y provoquen la aparición de algunas enfermedades, como ictus, trombosis venosa profunda o embolia pulmonar. Así, los síntomas de la sangre espesa pueden variar según la enfermedad asociada, siendo los más frecuentes:

  • Dolor e hinchazón en las piernas, especialmente en las pantorrillas, generalmente en un solo lado, en el caso de trombosis;
  • Cambios en el color de la piel de la pierna, que pueden ser indicativos de trombosis.
  • Dolor de cabeza en caso de accidente cerebrovascular o accidente cerebrovascular;
  • Pérdida de fuerza en las extremidades y trastornos del habla debido a un derrame cerebral;
  • Dolor en el pecho y dificultad para respirar profundamente en el caso de tromboembolismo pulmonar.

El diagnóstico suele ocurrir cuando el paciente presenta alguna de las complicaciones anteriores. En algunos casos, la sangre espesa puede detectarse en pruebas de laboratorio de rutina, como un coagulograma, que es una prueba muy solicitada en las consultas preoperatorias.

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Posibles complicaciones

La sangre espesa es más común en personas con obesidad, antecedentes de trombosis en la familia, embarazo, uso de anticonceptivos orales y en el período posterior a alguna cirugía, además de estar presente en pacientes con enfermedades hematológicas que conducen a trastornos de la coagulación. Cuando la sangre se vuelve espesa, puede provocar la formación de coágulos, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar algunas enfermedades, como:

1. Accidente cerebrovascular

La sangre espesa puede conducir a la formación de coágulos y favorecer la aparición de un ictus isquémico (ictus), por ejemplo, ya que existe una alteración en el flujo sanguíneo al cerebro debido al coágulo, que obstruye el vaso y dificulta el paso. de sangre con oxígeno, lo que resulta en daño a las células cerebrales y la aparición de síntomas como dificultad para hablar o sonreír, boca torcida y pérdida de fuerza en un lado del cuerpo. Aprenda a reconocer otros síntomas del accidente cerebrovascular isquémico.

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2. Trombosis venosa profunda (TVP)

La sangre espesa puede conducir a la formación de coágulos, lo que puede llevar a la obstrucción de una vena, impidiendo la circulación sanguínea y aumentando el riesgo de trombosis, que causa síntomas como dolor e hinchazón en el sitio, con mayor frecuencia en las piernas y cambios en coloración de la mancha en la piel.

3. Embolia pulmonar

La embolia pulmonar se produce cuando un coágulo, que puede formarse debido a la sangre espesa, bloquea un vaso sanguíneo en los pulmones, ralentizando el flujo de sangre que llega a los pulmones, lo que provoca dificultad para respirar, falta de aire, dolor de pecho. , tos, aumento de los latidos del corazón o mareos.

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Si existen al menos dos de los síntomas de la embolia pulmonar, se recomienda acudir a urgencias o llamar a una ambulancia para que el médico pueda valorar los síntomas y adaptar el tratamiento lo antes posible, ya que puede provocar graves secuelas y conducir a muerte.

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4. Infarto agudo de miocardio

El infarto agudo de miocardio, también conocido como ataque cardíaco, ocurre cuando una de las arterias del corazón se obstruye con un coágulo, que puede ser consecuencia de la sangre espesa. Esto evita el transporte de oxígeno necesario para que funcionen los músculos del corazón. Así, la musculatura cardíaca no funciona correctamente, dando lugar a la aparición de síntomas como dolor torácico severo, que puede irradiarse al brazo izquierdo, dificultad para respirar y mareos.

Ante la presencia de estos síntomas, es importante acudir al hospital o sala de emergencias más cercano para que se puedan realizar pruebas que ayuden a identificar el infarto y, así, iniciar el tratamiento más adecuado.

5. Trombosis de la vena renal

La trombosis de la vena renal ocurre cuando hay una obstrucción de una o ambas venas renales, debido a coágulos que pueden deberse a sangre espesa, lo que resulta en daño renal, provocando dolor repentino en la región entre las costillas y la cadera o presencia de sangre en la orina.

Como es el tratamiento

El tratamiento de la sangre espesa debe ser indicado por el médico de cabecera o hematólogo y tiene como objetivo diluir la sangre, estando indicado para ello el uso de fármacos anticoagulantes. Estos medicamentos no deben iniciarse sin consejo médico, ya que puede haber un aumento en el riesgo de hemorragia grave.

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Además, es importante que la persona tenga cuidado con su alimentación, ya que es posible que el tratamiento con fármacos sea más eficaz y se pueda prevenir la formación de otros coágulos.

Cuidado de los alimentos

La alimentación para sangre gruesa tiene como objetivo mejorar la circulación sanguínea y prevenir la formación de coágulos y, para ello, se recomienda consumir alimentos ricos en vitamina C, D, E y K, ya que estas vitaminas tienen efecto anticoagulante. Sin embargo, es importante que estos alimentos se consuman de acuerdo con la recomendación del nutricionista, ya que el consumo en grandes cantidades puede disminuir la efectividad de los remedios utilizados, lo que puede traer complicaciones.

Así, los alimentos ricos en estas vitaminas, como acerola, naranja, salmón, aceite de hígado de bacalao, semilla de girasol, avellana, espinaca y brócoli, deben formar parte de la dieta diaria y consumirse de acuerdo con el consejo médico. Conozca otros alimentos que ayudan a mejorar la circulación sanguínea.

Además, durante el tratamiento con anticoagulantes, es importante tener cuidado al consumir ajo, ginseng, castaño de indias, arándano, guaraná o árnica, ya que pueden interactuar con los fármacos y disminuir su efecto.

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